Con lluvia la distancia de frenado se alarga y la visibilidad se reduce. Evitar las maniobras bruscas, aumentar la distancia de seguridad, reducir la velocidad y llevar los neumáticos en buen estado son los mejores aliados. Junto con sistemas de ayuda a la conducción como el ABS, el ESP o el detector de piso mojado.

Según la cadena de talleres Euromaster, el mal estado de los neumáticos causa el 30 % de los accidentes en invier­no.

ADHERENCIA: Con el asfalto mojado la frenada se alarga, la estabilidad del coche queda com­prometida y es mucho más fácil tener un accidente. Una posibilidad que se reduce drásticamente lle­vando los neumáticos con dibujo y presión correctos. Porque con este fenómeno climático la adherencia de las ruedas es clave.

ACUAPLANIN: Es un fe­nómeno indeseable que aparece cuando el neumático no es capaz de desalojar el agua de la carretera por falta de dibujo, baja presión, velocidad inadecuada o por culpa de una zona de agua encharcada. Entonces, las ruedas flotan y se puede llegar a perder el control del vehículo. En este caso, hay que sujetar el volante con fir­meza, no frenar a fondo y corregir la trayectoria suavemente cuando se recupere el agarre.

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